Hoy es el día o mejor la noche víspera tan esperada en la que llega a nuestra ciudad la fantástica caravana de los sueños infantiles, presidida por los Reyes Magos de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar. Quizás sena estos tres reyes uno de los más enigmáticos personajes citados por el Nuevo Testamento. Su procedencia, formación y misión apenas esbozados por uno de los cuatro evangelistas bíblicos, y las extrañas circunstancias que rodearon su oportuna visita a Belén, convierten a estos tres hombres en un desafío para los exegetas más avanzados.
Sin entrar en mayores vericuetos históricos acerca de una de las más bellas tradiciones que el pueblo católico conserva, cabe destacar que la ciudad de Valencia ha celebrado siempre la fiesta de la Epifanía, con una colorista cabalgata callejera la noche víspera de su festividad, organizada por el Ayuntamiento. Unos años con mayor acierto y otros..¡ más vale no recordar!, aunque siempre se ha mantenido el “leiv motiv”, ofrecer ilusión a los niños.
Antaño algunas personalidades valencianas se prestaban para representar a los Reyes Magos, hasta el punto de que algunos repetían año tras año. Era la época de la vieja escalera de madera de los bomberos por la que se accedía al balcón del Ayuntamiento, siempre con el alma en vilo por si caían al asfalto de la entonces plaza del Caudillo.
Con el paso de los años, los Reyes Magos tanto en Valencia como en la mayoría de los pueblos de la Comunidad Valenciana, han llegado en tren, en helicóptero, en barco, en avión, en caballos y en dromedarios, entre otros sistemas de transporte. Todo ha sido y es válido para ilusionar a la siempre sorprendida y temblorosa faz del niño cuando dirige su mirada a su rey preferido.
En el año 1986 tuve el honor de ser Rey Mago de la ciudad de Valencia, representé a Melchor, junto a Vicente Enguídanos, compañero entonces del diario Levante EMV, responsable de las crónicas de fallas, que encarnó a Baltasar y el artista fallero Armando Serra, como rey Gaspar. Llegamos en helicóptero…….¡ y cómo llegamos!.
La cabalgata es difícil de describir porque está cargada de sensaciones indescriptibles… No puedo olvidar el momento en que la carroza gira por la calle La Paz, y ante ti aparece un mar de cabezas pegadas unas con otras y miradas llenas de ilusión. Es impresionante.
De los recuerdos más intensos está la visita al Hospital Infantil La Fe. Recorrer los pasillos y llegar hasta las camas donde niños enfermos fijaban su mirada, en ocasiones inexpresiva dada su gravedad, en el personaje que tenían delante, hace que te sientas rey mago de verdad; en ocasiones esbozaban una sonrisa al entregarles el juguete. Recuerdo que las enfermeras nos aconsejaban que fuéramos rápido porque algunos niños, or su estado, no se enteraban; escenas que contemplaban las familias con tristeza, y que te agradecían porque habías llevado un poco de alegría a sus hijos. Desde ese día, cada año el día de Reyes siempre me vienen esas imágenes a la cabeza y no puedo olvidarme de ellas.
En este sencillo repaso de épocas pasadas, no pudo por menos destacar a un rey muy singular, como fue el querido Juan Gomar….¿se acuerdan de él? Los que ya peina canas seguro que si lo recuerdan. Para los que no lo sepan les explico.
Juan Gomar fue el hombre que durante muchos años dirigió la Feria del Juguete; feria que le iba como anillo al dedo, quizás porque en su interior anidaba la ilusión del niño en un cuerpo de adulto.
Pues bien, este “rey Gomar” tuvo la idea de comenzar a llevar juguetes con motivo de la fiesta de Reyes, a los nietos de Franco primero y, mas tarde al Palacio de la Zarzuela para el Príncipe Felipe y las Infantas cuando eran niños.
La magnífica comitiva real se trasladaba todos años a la Zarzuela, en la que también participaban autoridades valencianas, para la entrega de los juguetes que hacían extensiva a los niños y niñas del personal de servicio. Era toda una gran fiesta.
Juan Gomar consiguió que esa entrega de juguetes y regalos se trocara en un acontecimiento nacional. Con el paso de los años, esta costumbre languideció, el Príncipe Felipe y las Infantas crecieron, y la Feria del Juguete arrinconó su anual y entusiasta tradición.