La Semana Santa Marinera es eminentemente cristófila, sin embargo, los siete crucificados que desfilan presentan curiosidades particulares, como son: cinco de ellos coinciden con la herida en el costado y dos no tienen ni rastro de la herida producida por la lanzada; cinco tienen heridas de clavos en el centro de la palma de las manos; otros las tienen en las muñecas como es el caso del de la Muerte y Resurrección, y otro último en las zonas anatómicas llamadas radiocubitales.
Al margen de estas particularidades nacidas de la más pura contemplación y observación, estos Cristos gozan, en sus distintas advocaciones, de una gran devoción entre la población marinera, como se puede contemplar en cada una de las fiestas particulares de sus cofradías y, sobre todo, con carácter masivo en la procesión general del Santo Entierro, al ser acompañadas por centenares de fieles.
La devoción es intensa, y lo es mucho más en algunos casos, cuando además son patronos de un barrio, como es el caso del Santísimo Cristo de los Afligidos que lo es del Canyamelar, y el Cristo del Salvador del Cabanyal.
Cada hermandad se identifica por el nombre de su crucificado, y así podemos contemplar la Hermandad del Cristo de los Afligidos cuya imagen es obra del escultor Carmelo Vicent del año 1943. Hermandad del Cristo del Perdón con imagen obra de José Rodríguez del año 1927. Cabe destacar que esta imagen es la única que se salvó de la barbarie de la guerra civil.
Hermandad del Cristo del Salvador, cuya escultura es obra de José Estellés del año 1940, restaurada por Carmelo Vicent en 1943. Hermandad del Cristo del Buen Acierto con imagen de Inocencio Cuesta de 1942. La Pontificia y Real Hermandad del Cristo de la Concordia con imagen realizada por Vicente Benedito de 1945. Hermandad del Cristo del Salvador y del Amparo con escultura de de Francisco Teruel de 1943 y la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte con obra de los artistas Latorre y Sanz del año 2004.