Parece que fue ayer y han pasado 50 años desde que un grupo de falleros de la antaño denominada comisión de Camino Viejo del Grao-Lo Rat Penat encarga al artista José Sanchis en el año 1963, un sencillo monumento titulado “Turismo en Valencia” con el que se apadrina la fundación del colectivo fallero y se inicia la andadura de esta comisión que se conoce actualmente por Asociación Cultural Falla Lo Rat Penat.
Para los enamorados de los acontecimientos cabe destacar que en ese mismo año de la creación de la falla, en 1963, coincide con la inauguración de la fuente luminosa en la entonces denominada plaza del Caudillo y que el Maestro Mayor, Regino Mas, promueve la construcción de la Ciudad del Artista Fallero; proyecto que se hace realidad pasado cinco años.
Es el año del fallecimiento del papa Juan XXIII y el de la inauguración del Canódromo Avenida, en la avenida del Puerto.
La Junta Central Fallera la preside Salvador Cerveró y curiosamente cabe destacar que solo habían tres vicepresidentes, a saber, vicepresidente de festejos, Enrique García; vicepresidente régimen interior, Vicente Collado y vicepresidente de concursos, José Mallent. La secretaria general la ostentaba Ángel Ferrandis.
Pero vayamos al nudo gordiano. La pasada semana e invitado personalmente por Isidro Vicente López Cruz, cuya amistad personal data de hace muchos años, asistí a la presentación oficial a los medios de información del ambicioso programa de actos y actividades que bajo el lema “Falla Lo Rat Penat 50 anys en flama” servirá de soporte para festejar medio siglo haciendo falla.
Vaya por delante que en el mundo fallero celebrar cualquier aniversario es importante porque enriquece el conjunto de la fiesta y, sobre todo, para los protagonistas de la efeméride es todo un acontecimiento que sirve para contemplar con serenidad la trayectoria del colectivo salpicado de esfuerzo, alegrías y también de desilusiones.
Han pasado 50 años en los que una larga nómina de falleros y falleras han dado lo mejor de sus ilusiones para y por la falla; ilusiones que continúan siendo el leiv motiv de esta respetada y respetable comisión fallera que a lo largo de medio siglo y guiada por diversos “capitanes” la han llevado a buen puerto, dejando huella para la historia de su seriedad y saber estar, demostrando que las fallas no son un elemento temporal de unos días, sino un activo movimiento cultural que dota de significado a la sociedad valenciano durante el año.
La presentación de la efeméride fue sencilla, humilde, ilusionante y sin prepotencia lo que hace que os ganéis el afecto de los que asistimos.
La verdad es que la reunión fue muy agradable y en la que también tuve la oportunidad de charlar con otro buen amigo como es Miguel Galán, actualmente vicepresidente de la Junta Central Fallera y uno de los falleros veteranos de la comisión.
Se habló de lo humano y lo divino, como siempre suele suceder, pero una vez más y en otro orden de cosas volví a encandilarme con la serie de pequeños chalets que se alinean en un margen de la calle y que según me señala un fallero, conocedor del barrio, datan de 1930. La verdad es que son una delicia, un oasis para sus moradores al poder vivir aislado dentro de una gran urbe y con jardín en el interior de la cancela de la puerta. Son una pera en dulce y por ello se cotizan.
Bajamos los pies a la tierra. Tenemos la hospitalidad de la falla Lo Rat Penat, casal al que acudiremos con libertad, pero no dejaremos de mirar de reojo a esos pequeños chalets.
Magnífico trabajo (como siempre). Sigue en tu línea.