Con la festividad de San Blas, obispo y mártir, la Real Parroquia de San Valero y San Vicente Mártir, en pleno corazón del barrio de Ruzafa, se llenará hoy de fieles. Unos para visitar al santo, que según la tradición cura los males de la garganta, y otros para comprar las galletitas o “coquetes de Sant Blai” que, después de ser bendecidas, se venden en bolsas de papel con la litografía de la imagen de San Blas.

1940 - Nano 5

La jornada festiva llena de popular bullicio se inicia muy temprano con la exposición a la veneración de los fieles de una reliquia del santo que se conserva en un relicario de plata. La fiesta de Sant Blai Gloriós, que es como se reconoce en Ruzafa, se remonta a la Edad Media, según siempre ha señalado mi buen amigo José Verdeguer, párroco de San Valero y autor de un pequeño librito con la historia del médico armenio convertido el protector de las infecciones de la garganta, tos y anginas.

El ritual para invocar su protección  no era otro que pronunciar la siguiente frase: “Sant Blai gloriós, deixa’m el xic i emporta`t la tos”. Curioso.

Pasado el mediodía tiene lugar una solemne eucaristía. A primera hora de la tarde se celebrará la denominada “passà de chiquets”, un acto que se inicio en el año 2006 en el que las madres acercan a sus hijos pequeños al altar para ungirles la garganta con aceite bendecido para que el santo les proteja contra las enfermedades de la garganta.
Quizás el acto más multitudinario es la procesión general, que tiene lugar por la tarde, con la imagen del santo por las antiguas calles de la feligresía y acompañada por centenares de niños.

Llegada esta festividad los recuerdos de la niñez toman fuerza, sobre todo porque la mayoría de niños, sobre todo los nacidos en Ruzafa, estaban apuntados a la cofradía de San Blas, por lo que se pagaba una cuota anual que daba derecho a galletitas, medallas t cirio para la procesión. Hoy, de alguna manera, volveremos a convertirnos en niños al participar en algunos de sus actos.
Sin embargo, el sencillo festejo tiene el atractivo añadido de las paradas de venta de golosinas y porrat. Es como una pequeña feria de cosas comestibles, como castañas pilongas, garbanzos tostados, almendras, avellanas, ciruelas, orejones, peladillas y hasta turrones, que se venden con motivo de la fiesta del santo.