S. A. R. el Príncipe don Felipe de Borbón llamado a convertirse en Rey de España, dentro de unas semanas, después de la abdicación de su padre, el rey Juan Carlos I, asistió a la festividad de la Virgen de los Desamparados, el segundo domingo de mayo del año 1993, coincidiendo con el inicio de los actos conmemorativos del 500 Aniversario de la advocación Virgen de los Desamparados.

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Recuerdo que el madrugón fue mayúsculo pues todos los periodistas y los fotógrafos que cubríamos el acto tuvimos que acudir dos horas antes del primer acto, que era la Misa de Infantes, para pasar el filtro e identificarse antes los servicios de seguridad de la Casa Real, aunque días antes nuestros nombres ya estaban en Madrid para su informe.

En honor a la verdad hay que destacar que tanto el jefe y los miembros de seguridad fueron muy amables con todos los periodistas, sobre todo con los fotógrafos que tuvieron que dejar las mochilas y máquinas sobre un entarimado para que un par de perros de la policía los olieran, aspecto que enfadó a mas de un fotógrafo. Algunos nos colgamos la máquina al cuello para captar instantáneas para nuestro archivo personal y no hubo ningún problema.

La comitiva llegó por la plaza del Arzobispado, el Príncipe de Asturias fue recibido por el presidente de la Generalidad, Joan Lerma; la alcaldesa, Rita Barberá; el Capitán General, Agustín Quesada, así como los presidentes de las Cortes Valencianas y del Tribunal Superior de Justicia. También saludó a los concejales del Consistorio.

En primer lugar visitó el interior de la Basílica, a continuación y en un lugar preferente asistió a la santa misa oficiada por el entonces arzobispo de Valencia, Agustín García Gasco.

Sin embargo, donde más se vio el cariño de los valencianos y la respuesta cariñosa de éste fue durante el trayecto hasta la Casa Vestuario en el que el pueblo alargaba la mano para poder saludar el Príncipe. Todo este cariño hizo que rompiese las normas de seguridad y se acercase aún más a los valencianos que lo vitoreaban con expresiones como ¡guapo!….¡guapo!…y el tan valenciano ¡bonico!. Fue espectacular.

Don Felipe desayunó en la Casa Vestuario con las autoridades y degustó “els bunyol” con chocolate; manjar que le supo a gloria según sus propias manifestaciones que tuve la oportunidad de escuchar desde un discreto lugar, en la Casa Vestuario, que me facilitó la jefa de prensa de la Casa Real, Asunción Valdés.

También presenció el Traslado. Su presencia en el balcón fue ovacionada por los miles de valencianos al observar su presencia. Cabe destacar que con la asistencia del Príncipe de Asturias a los actos conmemorativos del V Centenario de la advocación Virgen de los Desamparados, la Casa Real Española demostró una vez más su cariño y aprecio a las gentes y tierras valencianas.