Un 9 d’Octubre de 1238, el rey Jaime I entraba triunfante en la ciudad de Valencia. Han pasado 776 años y los ciudadanos celebran hoy esa fecha histórica, que es el Día de la Comunidad Valenciana.
Aquel hecho de armas significaría el nacimiento de un nuevo reino y, con él, la irrupción en la historia de un pueblo, una cultura y una forma singular de ver la vida que, más se siete siglos después y tras no pocas vicisitudes, hoy en día es capaz de seguir manteniendo intactas la señas de identidad propias nacidas aquella mañana de otoño bajo las banderas del monarca conquistador.
La normalidad preside, ya desde hace años, la celebración de una fecha tan señalada en el calendario de nuestra Comunidad. El 9 d’Octubre se vive sin estridencias y tan sólo una minoría intenta salirse de un guión en el que la fiesta y la exaltación de los valores valencianos están en primera fila, pero siempre dentro del respeto a la Constitución, que consagra la unidad de España.
Así la Real Senyera volverá a bajar esta mañana desde el balcón del Ayuntamiento, sin inclinarse ante nadie, como manda la tradición y aclamada por millares de valencianos que la acompañarán en su recorrido hasta la Catedral donde se oficiará un Te Déum que dicho sea de paso será oficiado, por primera vez, por el nuevo arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares. Posteriormente se colocará una corona de laurel a los pies de la estatua del rey Jaime I en el Parterre.
Cuando en otras comunidades se utiliza la estrategia de la confrontación y se pone en cuestión el modelo de Estado que consagra la Constitución española de 1978, los valencianos viven el Día de la Comunidad Valenciana de una forma tranquila, en convivencia y dando la espalda a quienes buscan notoriedad a través de la gresca callejera, el insulto y las pintadas.
El 9 d’Octubre es el recordatorio constante de los valencianos sobre lo que son pero también de lo que serán. Las señas de identidad ya no so motivo de discusión, con lo que los valencianos pueden afrontar su futuro con el orgullo que supone haber superado retos difíciles
Acerca del Te Deum conviene recordar que dicho acto se recuperó en 1991, después de ocho años de ausencia, cuando la alcaldesa Rita Barberá accedió al Consistorio. Durante el mandato del gobierno socialista se anuló por aquello de separar la celebración religiosa de la civil.
Para los enamorados de la historia cabe destacar que desde 1388 hasta 1838 se celebra esta festividad cada centenario. Desde esta última fecha del siglo XIX se rememora con asiduidad..