Todos los años después del nombramiento de las falleras mayores de Valencia se reaviva la ya manida frase de “esto hay que cambiarlo”. Algunos presidentes manifiestan su disconformidad, pero con la boca pequeña, pues la hora de esgrimir sus objeciones públicamente, me refiero a la Asamblea de Presidentes, que es el foro donde se debe hacer, dan la callada por respuesta por aquello de no significarse o, simplemente, no enfrentarse al poder de la Junta Central Fallera.

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En esta ocasión, entre otros, el que ha reavivado el fuego de la discusión ha sido Carlos Galiana, presidente de la falla Sevilla-Denia y componente del consejo rector de la Junta Central Fallera por Compromís, y este año jurado para la elección de la fallera mayor. Personalmente con Carlos Galiana ideológicamente hablando estoy en las antípodas, no así en algunos de sus planteamientos falleros manifestados al diario LAS PROVINCIAS.

De todas sus sugerencias para el cambio coincidimos en que el mismo jurado de la elección de la corte está en más que óptimas condiciones para elegir a las falleras mayores de Valencia en la misma velada de La Fonteta; otros falleros, en cambio, apuntan que esa elección tendría que ser el colofón final de las preselecciones en el mes de julio. Lo que está muy claro es que el evento necesita un cambio, pero un cambio radical desde las mismas preselecciones de sector.

Un aspecto importante en todo este entramado son los jurados. Hasta el momento presente son personas designadas a dedo por el concejal que en todo momento tienen el placet de la Junta Central Fallera para actuar. Me refiero a aquellas personas que actúan en la elección de las trece candidatas a falleras mayores de Valencia.

En este punto una posibilidad sería continuar igual pero con la participación de las comisiones, que a mi juicio deben convertirse en cómplices del nombramiento aceptando o impugnando, si es necesario, dicha designación y acatar los resultados de su veredicto. Vamos, una posibilidad, pero hay muchas otras que habría que estudiar.

Algunos se preguntarán: ¿Y la llamada de la alcaldesa desde el Ayuntamiento? Pues se elimina al igual que hace años no existía. Si se quiere que la alcaldesa las nombre, es sencillo que acuda a La Fonteta y allí públicamente que lea los nombres propuestos port los jurados.

Fundamental para que todo marche bien hay que reglamentarlo, aunque no es necesario ya que en el mes de Abril cuando se constituye el nuevo ejercicio de la JCF se puede proponer. Los que opinan que debe ir al reglamento hay que convocar un Congreso General Fallero que si recordamos se aplazó después de un vivo e inexplicable debate en una asamblea de presidentes y aún está pendiente de convocar.

Cabe recordar una vez más, y esto es de dominio público, que el actual Reglamento, obvio es decirlo, está obsoleto en la mayoría de su articulado, aunque se le han hecho una serie de parches para continuar funcionando sin alterar su conjunto global y en el peor de los casos los hay que se pasan la reglamentación por el arco del triunfo.

Claro que por otro lado cabe destacar que todo apunta, es mi opinión personal, a que no habrá congreso dado que estamos a pocos meses de las elecciones municipales y todo puede cambiar. Creo personalmente que el actual concejal de Fiestas y Cultura Popular, Paco Lledó, debe estar pensando en aquello de que “este marrón que se lo coma otro”, caso de que no repitiera en la misma responsabilidad con el mundo fallero.