En mi pausado callejear por las calles de Valencia, que hay que patearlas sin prisa para observar y contemplar sus edificios, comercios y monumentos, después de una visita rápida a la emblemática Plaza Redonda encaminé mi ruta por la calle Abadía de San Martín; vía que comienza en la calle de San Vicente para finalizar en la conocida Rinconada de Federico García Sanchiz.

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¿Qué recuerdos me trae esta calle? Pues que allí hace años existía, en la entrada, una mantequería, seguida de un bar y una tienda de venta de textil que se anunciaba en la fachada con una gran Real Senyera y el nombre del comercio que no era otro que “El barato valenciano”.

Sin embargo lo que recuerdo vivamente es la antigua cervecería Madrid, convertida con el paso de los años en Café Madrid, en la que su propietario Constante Gil creó en 1960, de no fallarme la memoria, el cóctel Agua de Valencia, particularidad que muchos valencianos creo no conocen y sí los ya “talluditos y con alguna que otra cana”.

Los recuerdos de este establecimiento son magníficos por varias razones: primero, porque eran mis años mozos y, en segundo lugar, porque el recinto era toda una exposición de cuadros pintados por su propietario, que dicha sea de paso estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en Valencia. Según contaba Constante el establecimiento se creó en 1900, aunque él se hizo cargo en 1956.

Lo más atrayente del establecimiento eran sus tertulias literarias y artísticas a las que acudían personajes impagables y también políticos de todas las ideologías. Las veladas nocturnas no tenían precio.

No había música sólo el sonido de la conversación. Las bebidas no tenía la más mínima importancia, porque el elemento más sustancial de aquel espacio no era líquido, porque era la materia de la que estaban hechos los sueños: la palabra.

La fama la tomó de la bebida Agua de Valencia, cóctel que como él explicaba nace de una apuesta con unos vascos que cada vez que acudían al bar consumían cava y fardaban de ser la mejor bebida. Constante hizo el combinado, que en 1970 se popularizó y ha sido una de las bebidas más copiadas, a base de cava, jugo de naranja, vodka y ginebra.

Constante Gil como pintor fue muy respetado; celebró su primera exposición en la galería Bisbal de Valencia. Muchas de sus obras se exhiben en numerosos museos y colecciones particulares y en la mayoría de ellas los personajes pintados con los integrantes de las tertulias.