La asociación vicentina del Altar de San Vicente Ferrer de Ruzafa, con motivo de la celebración del centenario de su refundación ha programado una seie de actos extraordinarios para festejar dicha efemérides; uno de ellos, quizás el de mayor repercusión mediático ha sido la puesta en escena de un hecho milagroso acaecido en Sevilla por el pare Vicent, documentado, con una estructura teatral y narración muy diferente a la pieza teatral que habitualmente conocemos por milacre tradicional, escrito para esta celebración por Carles Recio.

10a2a0ff5c182a9a78aad79b69a0c405Foto de «Vive las Fallas» tomada durante un ensayo en la Casa de Andalucía

Cabe destacar dentro de la amplia historia vicentina que nunca se ha llevado a cabo una puesta en escena de esta guisa en la misma plaza del Ayuntamiento, al igual que la interpretación de esta obra que calificamos de única e irrepetible por todo lo que la rodea.

Bajo la dirección de Toni Ribera y la coordinación de José Cerezo, auténtica alma del proyecto, y la colaboración ilusionada de un grupo de personajes conocidos vinculados al mundo de las fiestas y, sobre todo, al mundo fallero como Carles Galiana, Inma Guerrero, Marcos Soriano, Rafa Hércules, Lucía Andrés Zarapico, Salva Ferriol, Vanessa Gradolí, Guillermo Recio, Enrique Marzal y la colaboración de la actriz María Fernanda D’Ocón que actuó como introductora de la pieza teatral explicando al público asistente la veracidad del hecho milagroso y todo lo que rodea en este hecho al santo taumaturgo valenciano. En la nómina de colaboradores cabe destacar la colaboración el cuerpo de baile de la Casa de Andalucía.

La velada de exaltación vicentina y conmemorativa del centenario del Altar de Ruzafa se completó en su primera parte con la escenificación del milacre “La profecía de Albaida” a cargo de los niños del propio altar, así como la actuación del grupo de danzas de la misma asociación vicentina.

Acerca del milacre que cerró la velada, el plato fuerte sorprendió a una parte de los asistentes al desconocer el hecho que sucedió en Sevilla y que está ampliamente documentado por numerosos estudioso, entre ellos, el sevillano González de León que al respecto señala en su “Historia crítica y descriptiva de las cofradías de Sevilla”, que fue San Vicente Ferrer durante su estancia en Sevilla el que instituyó la disciplina en las cofradías que ya estaban fundadas en el siglo XIV y los primeros del XV.

A continuación fija el año de 1410 el de la estancia del santo en Sevilla, así como sus predicaciones desde el púlpito del patio de los Naranjos de la Catedral; predicaciones que contribuyeron a sacar a la calle las prácticas de las disciplinas públicas. También relata el hecho milagroso, aunque remite al dominico fray Carmelo Preciado, para mayor información.

Y ya que hablamos de hechos históricos bueno será recordar que del Altar de Ruzafa hay constancia de que en los años 1833 y 1879 se celebraban fiestas en honor del pare Vicent pero sin saber el motivo en el año 1887 dejaron de celebrarse. Finalmente, en 1914, se refundó el altar y es entonces cuando se celebró la primera fiesta con la imagen y el anda de la antigua asociación. A partir de esta fecha las fiestas se celebran regularmente hasta el año 1931 reanudándose de nuevo la actividad en 1940.

Una reflexión final después de haber escuchado por parte de algunos asistentes, durante la representación en la plaza del Ayuntamiento, el desconocimiento que se tiene del pare Vicent que es el valenciano más universal que ha dado la ciudad, reconocido como la mayor fuente de milagros de la Iglesia y uno de los políticos, teólogos, intelectuales y filósofos más influyentes de su época. Todo esto viene a confirmar la poca promoción que tiene la fiesta y, sobre todo, la figura de San Vicente Ferrer, sin olvidar que la Iglesia tiene una gran deuda con el santo como es su declaración de Doctor de la Iglesia, nombramiento que hace pensar que está atascado en Roma.