Es un año de cambios, protestas y reestructuraciones. Los más significativos son el traslado de los fuegos de artificio de la plaza del Ayuntamiento al paseo de la Alameda, por seguridad, la celebración de la Nit de Foc, por primera vez, el día 18, y la llegada de Josechu Rey de Arteaga a la secretaría general de la Junta Central Fallera, así como el enfrentamiento entre los concejales Martín Quirós que pide la dimisión de Enrique Real, concejal de Ferias y Fiestas, por que entiende que su gestión es deficiente.
La fallera mayor de Valencia, Mari Carmen Mollá, en su visita a LAS PROVINCIAS
Con la llegada del nuevo secretario general, Josechu Rey de Arteaga, a la Junta Central Fallera el organigrama del máximo organismo fallero cambia por completo. Como asesores de presidencia continúan Jesús Maroto González y Emilio Vitoria Sendra. Sin embargo, la “cúpula” fallera queda formada por Enrique Miñana Juan, salvado de la anterior ejecutiva, que se convierte en vicepresidente 1.º. El resto queda de la siguiente manera: Manuel Latorre Esteve, hasta ese momento delegado de relaciones públicas accede como vicepresidente 2.º; Miguel López Gutiérrez pasa de ser Tesorero a vicepresidente 3.º, y el delegado de Cultura, Josep Alarte Querol se convierte en vicepresidente 4.º.
Las exaltaciones de las falleras mayores de Valencia, Mari Carmen Mollá Bau y Celia Lopera Merino, recuperan su protocolo aunque y se cambia la figura del mantenedor por una ofrenda poética grabada; ofrenda que provoca un escándalo espectacular en el teatro Principal al cambiar la cinta grabada que debía glosar a la fallera mayor, poema escrito por el laureado poeta Anfós Ramón, por la del poeta que recitaba en honor de la fallera mayor infantil, circunstancia que provocó las iras del propio poeta, sentado en el patio de butacas, que puesto en pie tildó de impresentables y poco profesionales a los responsables del desaguisado.
La puesta en escena y coreografía estuvo a cargo del pintor Alex Alemany, trabajo que no gustó al mundo fallero que no escatimó frases para criticar al pintor, entre ellas, “zapatero a tus zapatos”. Fue toda una velada bochornosa de la que Junta Central Fallera tomó buena nota.
En el campo de la novedades el organismo fallero convoca el I Concurso de Declamación en Lengua Valenciana para adultos y el I de Gastronomía dedicado exclusivamente al mundo fallero que tuvo una enorme aceptación, sobre todo, entre el personal femenino de las comisiones, aunque también aparecieron improvisados cocineros que elaboraron suculentos platos que fueron premiados.
El jurado nombrado por la Junta Central Fallera, del que tuve el honor de formar parte, concedió los siguientes premios: Premio al conjunto: 1.º Plaza del Árbol; 2.º Avenida Peris y Valero-Cuba y 3.º Plaza de las Merced. Premio a los entremeses: 1.º Arzobispo Olaechea-San Marcelino; 2.º Hierros-Juan Bautista Perales, y 3.º Barraca-Travesía Iglesia del Rosario.
Premio al primer plato: 1.º Corregería-Bany dels Pavesos; 2.º Carrera Malilla-Isla Cabrera y 3.º Ripalda-Sogueros. Premio al segundo plato: 1.º Ripalda-Sogueros; 2.º Plaza Mosén Milá y 3.º Maestro Rodrigo. Premio al postre: 1.º Barraca-Travesía Iglesia del Rosario; 2.º Plaza Mosén Milá y 3.º Río Tajo-Cavite. Premio a las bebidas: 1.º Avenida Peris y Valero-Cuba; 2.º Plaza del Árbol y 3.º Barraca-Travesía Iglesia del Rosario. También se concedió un accésit honorífico a la falla Oltá-Juan Ramón Jiménez.
La falla de la plaza del Ayuntamiento reproduce la misma fachada del Consistorio y provoca una polémica que sacude al mundo fallero, sobre todo por el colosalismo de la obra que había creado el artista Manolo Martín, según guión del escritor Manuel Vicent, bajo el título de “Para que el fuego nada más sea un espejo”. En el proyecto colaboran varios creadores valencianos, entre ellos, el dibujante Sento Llobell y el estilista Tono Sanmartín. El catafalco reproduce el Ayuntamiento con 25 metros de fachada y 28 metros de alzada. Toda la falla se asienta desde el mismo asfalto. La obra absolutamente realista está plagada de todo tipo de detalles, sobre todo, en su balcón principal, donde los ninots son personajes de la actualidad. El trabajo de Manolo Martín es toda una lección de buena carpintería, cuya trasera queda al descubierto para en la misma otros colectivos festivos escenifiquen actividades.
La falla no gusta y la oposición la crítica duramente, sobre todo, porque se planta muy cerca del Consistorio, lo que impide una buena visión y provoca serios problemas a la hora de la cremá, hasta el extremo de que son necesarias lonas especiales colocadas en la fachada del Ayuntamiento para que el fuego y calor no repercuta sobre el edificio.
Hasta tal extremo es duro el enfrentamiento que el concejal de la entonces Alianza Popular, Martín Quirós pide la dimisión del concejal socialista y presidente de la Junta Central Fallera, Enrique Real. Por otro lado, el alcalde Ricard Pérez Casado, enterado de las críticas, se reafirma en que las fallas que planta el Ayuntamiento “deben ser innovadoras, sobre todo, porque el resto de las fallas no puede hacerlo”.
Todo ello provoca que para el nuevo ejercicio el concejal Enrique Real inicie consultas con otras formaciones políticas municipales con el fin de aunar criterios para su contratación que deberá supervisar Cultura y Compras.
A tal efecto en un restaurante próximo al Ayuntamiento se reúnen los concejales Enrique Real, Vicente González Lizondo y Társilo Piles; comida de trabajo a la que asiste también el artista Manolo Martín.
El malestar a la hora de adjudicar la falla de la plaza del Ayuntamiento también llega al Gremio de Artistas Falleros que manifiesta su disconformidad con el procedimiento. El Maestro Mayor, Salvador Gimeno, se queja públicamente de que el gremio es ignorado: “No se nos llama si tan siquiera para cualquier asesoramiento del que somos los únicos técnicos”.
Salvador Gimeno propone al Ayuntamiento una alternativa: “Lo más lógico sería que la falla de la plaza del Ayuntamiento la haga el artista que haya conseguido el primer premio de la sección Especial el año anterior. Como una recompensa”, explicó a los medios de comunicación. Todo quedó en agua de borrajas.
El Gremio Artesano de Artistas Falleros inaugura la segunda fase del complejo gremial en el mes de diciembre con asistencia del conseller de Industria, Andrés García Reche; el alcalde Ricard Pérez Casado; el concejal de Ferias y Fiestas, Enrique Real y la fallera mayor de Valencia, Mari Carmen Mollá Bau. Las obras, valoradas en 30.000.000 de las antiguas pesetas, se pueden iniciar gracias a las ayudas de la conselleria de Industria y Comercio y la de Educación y Ciencia